La iniciativa dará comienzo en 2018 con una convocatoria nacional

Conocer en primera persona experiencias de éxito para impulsar el relevo generacional en el campo es el objetivo del ‘Erasmus agrario’ que Ministerio y Comunidades pondrán en marcha en 2018. La iniciativa forma parte de las 38 medidas del Paquete Joven que incluirá la Estrategia de Modernización y Diversificación Rural anunciada por la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, a comienzos de la legislatura y cuya finalidad es fomentar la incorporación de activos al sector primario. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro

 

Según el último informe del Tribunal de Cuentas Europeo, el número de agricultores en España menores de 40 años se ha reducido un 26% entre 2007 y 2013, una problemática de la que no escapan otros países de la UE. Por ello, el rejuvenecimiento de la actividad agraria se ha convertido en uno de los principales objetivos de las política agraria europea y española. En nuestro país, en el actual periodo de programación (2014-2020), está previsto en el marco de los PDR nacional y regionales, un presupuesto global de 753 millones de euros para apoyar la instalación de 20.000 jóvenes.

El grueso de este dinero se lo llevan los pagos directos a las nuevas incorporaciones a la actividad agrícola y forestal, que pueden llegar a los 70.000 euros en algunos casos, aunque la complejidad del problema convierte en «imprescindible», según el Ministerio, impulsar y coordinar todas las posibles ayudas e instrumentos que promuevan y favorezcan ese relevo generacional.

«Son medidas basadas en lo que creemos son los aspectos más importantes, y por lo tanto esenciales, en el acceso de los jóvenes a la actividad agraria como son la formación, la innovación y digitalización», explica a elEconomistaAgro la directora general de Desarrollo Rural y Política Forestal, Esperanza Orellana.

Y dentro de la Formación, el Mapama quiere «innovar» con una versión agraria de las famosas becas Erasmus, un programa que funciona a nivel europeo hace mucho tiempo y «que da a los estudiantes en general otra perspectiva de lo que se hace por el mundo», dice Orellana. «Nos parecía que en el ámbito agrícola tienen mucho que aportar, también dentro de nuestro país donde hay experiencias de emprendimiento joven que han funcionado estupendamente y es bueno que alguien que quiera empezar las conozca».

Comienza en 2018

De hecho, los Erasmus agrarios van a comenzar el próximo año con una convocatoria a nivel nacional, para luego intentar ligarlo con experiencias europeas.

El Ministerio y las comunidades autónomas constituirán un grupo de trabajo para identificar antes de final de año qué explotaciones tienen experiencias que pueden «ser inspiradoras» para jóvenes que se han incorporado a la actividad agraria o que tengan pensado hacerlo.

«En primer lugar, se fijarán los criterios objetivos para determinar esas explotaciones para luego seleccionar a los beneficiarios a través de una convocatoria pública a nivel estatal», asegura Orellana. «Lo que se pretende es que no tengan acceso sólo a formación estrictamente agraria, sino para otras habilidades que tienes que adquirir: cómo se hace una página web, cómo me monto mi negocio, me busco un distribuidor, me monto yo mi marketing o qué herramientas innovadoras tengo a mi alcance. Y hay experiencias muy interesantes en España», asegura la responsable ministerial.

La convocatoria será al año que viene, aunque la fecha concreta se ajustará necesariamente a cada sector. «No es lo mismo una explotación vitivinícola que una láctea. Hay que ver en qué momento es el mejor para que la experiencia sea útil y además no interfiera en el trabajo diario de las explotaciones o los agricultores que abren sus puertas». Las Administraciones públicas correrán con los gastos de los demandantes y de los ofertantes.

Paralelamente, el Ministerio y las comunidades están fijando los requisitos que tendrán que cumplirse por parte de los posibles beneficiarios. «Serían similares a los que se exige para ayudas a la primera instalación y tanto para gente que ya ha iniciado la actividad o los que tengan pensado hacerlo, aunque en este caso habrá que ver cómo se tiene que articular ese interés», aclara Orellana.

Buscando experiencias europeas

Una vez que se conozca el funcionamiento a nivel nacional, el Ministerio intentará «encajarlo» con experiencias europeas, ya en el marco del Erasmus o cualquier otro ámbito.

«Ahora, tal y como está planteado el Erasmus es para estudiantes, profesores o personas que realizan prácticas o participan en programas educativos. Pero el Erasmus Plus, que es el paraguas relacionado con esos intercambios para impulsar las perspectivas laborales y de desarrollo personal, tiene prioridades, ejes y acciones en los que creemos que encajaría perfectamente el apoyo a este tipo de políticas, y de hecho, a nivel de la UE, se está hablando que puede ser una herramienta importante a nivel de relevo generacional en el sector agrario. Por ejemplo, hay un Erasmus voluntario para trabajadores del ámbito formativo, que se está ampliando y tenemos que ver cómo se puede encajar».

El Ministerio no tiene aún estimaciones del número de beneficiarios de los Erasmus que pondrá en marcha el próximo año. «Estamos ilusionados, creemos que va a haber respuesta y además queremos también innovar en este ámbito». En cuanto a la dotación económica, Orellana afirma segura que «tendremos que cuadrarlo, pero se pondrá el presupuesto necesario». De hecho, este año ya se dispone de 563.000 euros.

Otro de los aspectos en los que trabaja el Mapama es el relativo al establecimiento de una dotación mínima en todas las comunidades para la incorporación, una especie de blindaje que garantizaría una ayuda continua a la trascendental política de rejuvenecimiento del sector.

Incrementar el mínimo para incorporación

«Nos hemos encontrado con unas diferencias muy grandes entre lo que destinan unas CCAA y otras dentro de los Planes de Desarrollo rural a la incorporación. Hay desde el 3,5% hasta el 11,5 y lo que buscamos es incrementar el mínimo hasta la media nacional, que es de un 7%. Eso supone que hay cinco que están por debajo de la media que deberían aumentarlo y supondría aumentar hasta los 600 millones de euros los 540 que está previsto ahora que se destinen hasta 2020. «Si conseguimos que se eleve el presupuesto conseguiremos que haya más convocatoria», argumenta.

Junto a esto, Orellana explica que se está intentando armonizar también los requisitos que se exigen para obtener estas ayudas. «Hay que darle una vuelta y hemos creado un grupo de trabajo. Cuando un joven intenta acceder a esos fondos se le exige un proyecto empresarial. Hay comunidades que exigen dos requisitos y otras 20 y son datos reales. A lo mejor cinco o seis son suficientes y se podía facilitar a la gente un poco la vida. Las subvenciones hay que controlarlas, pero tampoco podemos volver loca a la gente».

Diferenciación positiva

Un trato diferenciado positivo para los jóvenes en las diferentes ayudas públicas, así como facilitar la financiación y el acceso al crédito para jóvenes y mujeres rurales, son otras de las medidas que incluye el mencionado Paquete Joven.


FUENTE: EL ECONOMISTA

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